Viajecito a Cancún
- Cindy Paola Gutierrez Berdugo
- 10 oct 2024
- 7 Min. de lectura
Volvió a pasar. Ustedes pensarán que prefiero organizar un viaje (por corto o cerca que sea) con la mayor anticipación posible, y tienen razón. Sin embargo, por segunda vez este año se dio la oportunidad de viajar un poco a último momento, así que decidí cerrar los ojos y hacerlo porque soy abundancia.

El destino esta vez fue Cancún, y el motivo: celebrar el cumpleaños de una persona muy especial en mi vida. Estuvimos cuatro días que parecieron ocho, con la cantidad de actividades que hicimos. Sin duda, fue inolvidable.
Fue mi primera vez en México. Disfruté cada minuto y quedé antojadísima de volver. Yo no estuve a cargo del itinerario, así que mis felicitaciones a la responsable, porque estuvo impecable. Aquí les voy a compartir lo que hicimos: lo bueno, lo malo y lo feo.
Antes de viajar
Para nadie es un secreto que los colombianos no tienen muy buena experiencia con el ingreso a México, razón por la cual nos fuimos muy preparados, siguiendo todas las recomendaciones que encontramos. Principalmente son: tener tu tiquete de regreso, tener un itinerario claro, reservar todos los servicios con antelación, llenar los formularios de ingreso y llevar TODO impreso y organizado.
Así pasamos al puesto de migración con nuestra carpetita lista, cual trabajo de grado de la universidad. La agente que nos atendió fue muy amable, hizo un par de preguntas, revisó pasaportes y documentos. Todo el proceso no tardó más de cinco minutos.
Es bueno llevar algo de efectivo. Si bien reciben dólares, es mejor llevar pesos mexicanos para pagar algunos servicios. En la mayoría de los lugares puedes pagar con tus tarjetas.
Nosotros viajamos con Viva Aerobus, y en términos generales nos fue bien. Las sillas no son las más cómodas del mundo, pero tienen más espacio que otras aerolíneas que no son de bajo costo. Claramente no nos ofrecieron ni agua, pero era un viaje relativamente corto.
Hospedaje
Nos quedamos en un hotel que reservamos a través de Booking. Se llama The Westin Resort & Spa y está ubicado en la zona hotelera. Nos gustó mucho, las habitaciones eran lindas y muy cómodas, y las instalaciones del hotel son muy completas; tiene varias piscinas y salida a la playa. Teníamos desayuno incluido en nuestro plan. Nos entregaron la habitación a las 8:00 a.m. cuando el check-in era a las 4:00 p.m., lo cual fue un golazo.
El único inconveniente que tuvimos fue con el desayuno del primer día, porque preguntamos y nos dijeron que podíamos ir al buffet. Luego de tener la mesa llena de comida por milésima vez (así somos), nos dijeron que ese día no estaba incluido porque habíamos hecho early check-in, lo cual era entendible. No obstante, nos pudieron haber avisado desde el inicio y no esperar a que estuviésemos a mitad de la comida. Aunque enviamos a nuestra mejor representante a discutir la situación, perdimos la pelea y tuvimos que pagar 27 USD cada uno.
Validen siempre que incluye y que no, su plan de hotel.
Día 1: Cancún y Xoximilco
El primer día de nuestra aventura empezó en el aeropuerto. Llegamos a las 5:30 a.m. y nos pareció buena idea salir del aeropuerto. ¡No lo hagan! El servicio de Uber no es legal en México, y los taxistas y servicios de transporte que están afuera del aeropuerto son bastante groseros e insistentes. Entendimos que el Uber no iba a poder entrar, por lo cual no logramos pedirlo.
Mientras decidimos qué hacer, volvimos a ingresar al aeropuerto y desayunamos en Guacamole Grill. Yo me comí unos chilaquiles, muy ricos.
La segunda opción de transporte era usar el transporte público ADO. Sin embargo, estos buses no van directamente a la zona hotelera, por lo que teníamos que tomar uno hasta el centro y allí otro hasta el hotel, lo cual no tenía sentido por la distancia y el tiempo. Finalmente, nuestra mejor opción fue tomar un taxi. Gente, hay que negociar; la primera vez que nos vieron nos estaban cobrando $1,700 MXN, y terminamos pagando $700 MXN.
Ya en el hotel, caímos en la trampa del desayuno buffet que les conté. Tomamos margaritas y ventilamos nuestras intimidades frente al mar.
En la tarde, tuve mi primer susto porque creí haber botado mis gafas de prescripción. Afortunadamente, pregunté en recepción y las tenían en objetos perdidos, lo cual fue mi momento más feliz.
La noche siguió en el parque Xoximilco del grupo Xcaret, que está inspirado en los canales de Xochimilco de Ciudad de México. El plan incluye acceso a la trajinera con bebidas ilimitadas y una cena de tres tiempos. El recorrido tarda alrededor de tres horas y te acomodan en grupos de aproximadamente 25 personas.
La comida estuvo muy rica; pude probar los chapulines, que son unos saltamontes fritos con un sabor exótico pero aceptable. Ustedes no se alcanzan a imaginar todo lo que comí en este viaje. Me aseguré de pedir un plato diferente en cada oportunidad y probar de todo.
A lo largo del recorrido en la trajinera hay música en vivo de diferentes tipos, y el capitán se encarga de hacer dinámicas para animar a todos. Fue muy divertido.
Día 2: Chichén Itzá, Cenote y Coco Bongo
El día empezó muy temprano porque teníamos un tour a Chichén Itzá. Viajamos durante tres horas en un bus bastante cómodo y aprovechamos el tiempo para dormir. La primera parada fue en una especie de caserío donde pudimos ver algunas muestras de la cultura maya y una tienda para comprar artesanías.
Seguidamente llegamos a Chichén Itzá y fue muchísimo más de lo que esperaba. Les aconsejo 100% que tomen un tour guiado porque vale la pena; es impresionante la historia y la ciencia detrás de cada uno de los monumentos. A pesar de que hacía muchísimo calor, cada minuto fue muy especial.
Nuestra tercera parada del día fue en el cenote CHICHIKAN. El almuerzo estaba incluido y era tipo buffet, con comida típica mexicana deliciosa. Tomé una sopa de limón y pollo que me revivió. Tengo que admitir que tenía mucho miedo de ir al cenote porque no sé nadar y porque me da mucho miedo el agua profunda; saber que no puedo tocar el piso con mis pies es algo que me produce pánico.
No quería dejar de vivir el momento, sufrí hasta que me di cuenta de que el cenote tenía una plataforma donde puedes estar sin necesidad de sumergirte, y también una cuerda de seguridad de la cual estuve agarrada todo el tiempo. Es demasiado bello el cenote, el agua, la naturaleza. Otra experiencia que no te puedes perder.
La última parada del tour fue en la plaza de Valladolid, donde nos llevaron a una tienda de tequila y pudimos probar algunas variedades. Allí comimos marquesitas, un postre delicioso que al inicio pensé que era una crepa. Se le pone el relleno que quieras y se enrolla; para mi sorpresa, cuando lo comí, estaba crocante como el cono de un helado. ¡Me encantó!
Este tour lo tomamos con Sat México Tours y, honestamente, nos pareció bastante económico para todo lo que incluyó.
El día terminó en Coco Bongo. Es el primer club de este tipo al que voy y lo disfruté hasta el último minuto. Hasta participé en una despedida de soltero. No es económico, pero los shows valen lo que pagas (en mi opinión). Aunque no soy la más experta en fiestas, puede ser que si tu objetivo es bailar, no sea el lugar para ti.
Antes de volver al hotel, tuve un momento feo e incómodo con la policía; afortunadamente no pasó nada más allá del susto, y ahora tengo una anécdota más para contar.
Día 3: Isla Mujeres
El tercer día tuvimos un tour a Isla Mujeres. Pasaron a recogernos al hotel muy temprano; no hubo tiempo ni de desayunar. Nos llevaron en catamarán con barra libre. La primera parada fue para hacer snorkeling; no obstante, había que ser experto nadando para poder tomarla, por lo cual ni remotamente podía hacerlo.
Después llegamos a la isla, un sitio hermoso; el mar es alucinante. Rentamos un carrito de golf y fuimos a comer en una taquería. Yo quería sopa (muy colombiana), así que pedí lo más parecido que encontré, que era una cazuelita de papa, queso y carne que estaba deliciosa e infinita. Casi no puedo terminar de comerla.
Con la barriga llena y el corazón contento, pasamos a Playa Norte, donde estuvimos un rato disfrutando de sus aguas cristalinas y arena blanca; el ambiente también estaba espectacular.
La tercera parada fue en el parque Dolphin Discovery; allí tuvimos almuerzo tipo buffet y algunos pudieron nadar con tiburones. Hacia las 5 p.m. regresamos a Cancún y pudimos ver el atardecer desde el catamarán. De verdad que el mar cura el alma.
La noche nos pasó factura. Teníamos pensado jugar un rato y compartir, pero lo máximo que pudimos hacer fue cenar en el hotel; a las 10 p.m. ya estábamos todos fuera de juego.
Día 4: Compritas
Este fue nuestro último día en Cancún. Con los poderes recargados, pasamos por el buffet de desayuno y la cantidad de comida que pusimos en el plato es innombrable. No me arrepiento.
Luego fuimos a una plaza comercial donde compramos varios recuerditos. Encontré una coca cola de Jack Daniels que estaba poderosa. Después pasamos por el centro comercial La Isla y obviamente teníamos que visitar la mejor tienda del mundo, es decir, Sephora. Repito, no me arrepiento y soy abundancia.
Almorzamos allí en los Chachalacos y nos encantó. Pedimos muchos platos diferentes para probar de todo, cerveza michelada, margarita de tamarindo, churros, etc. El chicharrón de queso delicioso, una sopita de tortilla de 10 puntos. La guacamolada estuvo increíble. 100% recomendado.
Llegó el momento de partir, esta aventura llegó a su fin y me dejó muchos recuerdos invaluables y también aprendizajes de vida. Como les dije en Instagram, la etapa de viajar con sus amigos no hay que saltársela.
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Cuentame en los comentarios si tienes alguna duda. Gracias por leerme y no dejes de brillar 🌟💖.
Cindy P.
Una experiencia que volvería a repetir mil veces más sin duda! Y no pudiste describirlo mejor